Dos Revoluciones
La revolución rusa y la revolución china no fueron experiencias independientes sino que formaron una secuencia conscientemente ordinal. Toda reflexión sobre este proceso implica determinado número de ámbitos. El autor diferencia cuatro de ellos. En primer lugar, ¿hasta qué punto diferían las agendas políticas subjetivas de las dos revoluciones, es decir, de los respectivos partidos y de las estrategias que perseguían? En segundo lugar, ¿cuáles eran los puntos de partida objetivos –socioeconómicos y de otras circunstancias- desde los que cada partido gobernante estableció el curso de la reforma? En tercer lugar, ¿cuáles fueron las consecuencias efectivas de las políticas que adoptaron? Y, en cuarto lugar, ¿qué legados de larga duración en la historia de las dos sociedades pueden considerarse como determinantes y subyacentes del resultado tanto de las revoluciones como de las reformas?