Títeres y la identidad de los niños
El jueves 16 de junio, se realizó en el campus de la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH) un conversatorio sobre los títeres como herramienta pedagógica para fortalecer la identidad. Como parte del IV Sheati Títere Internacional, estuvieron presentes David Ortiz, del Grupo La Pandilla (Tacna, Perú), Yamisela Martínez, del Teatro Guiñol Guantánamo (Cuba), y Carlos Gallardo, docente de la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH).
David Ortiz afirma que nuestros sentidos son puertas y ventanas para contemplar el mundo. Por medio de las emociones y los sentidos es que funcionan los títeres y muñecos animados. Nuestro sistema educativo y la sociedad moderna discriminan al hemisferio derecho como parte integral del aprendizaje, y es necesario que este hemisferio, responsable de la creatividad y razonamiento espacial, cobre mayor importancia en el sistema educativo que privilegia las letras y números.
Es importante ver cómo los niños participan en las funciones de títeres. Ellos cantan, bailan, observan, se explayan, discuten, alientan. El teatro debe manifestarse con todas las emociones y sentimientos posibles. Un títere no va a cambiar el mundo, pero puede darle al niño motivación para pensar y reflexionar, en temas tan diversos como los valores personales y la defensa del medio ambiente.
Yamisela Martínez, del Teatro Guiñol Guantánamo de Cuba, habló sobre la experiencia de su compañía teatral en las zonas más alejadas del país caribeño. Descubrió que los niños son capaces de plantearse las problemáticas a través de los títeres. En su trabajo con las escuelas de comunidades remotas, se dieron cuenta de la enorme acogida y las ganas con las que reciben a su compañía de títeres.
Por su parte Carlos Gallardo, profesor de la UCH, afirmó que los títeres representan los sentimientos y la creatividad popular. Lo cultural no solo se construye desde lo académico, sino también desde lo artístico y lo popular. La educación no debe ser sinónimo de bostezo, de tedio y aburrimiento. No hay que permitir que la batalla cultural sea ganada por medios de comunicación que no se preocupan por la educación.
Y es así que los títeres pueden jugar un rol importante, dentro y fuera de la escuela. Por ejemplo, los títeres son empelados para convencer a los pequeños de que recibir vacunas e inyecciones no es tan negativo o doloroso. Los títeres son un arte y tienen un valor por sí mismo. El valor artístico de los títeres debería ser aprendido por los profesores y educadores.
En cuanto a la construcción de la identidad de los niños, esta es difícil de construir por factores externos, por lo que debe de trabajarse con mayor énfasis. Desde las vinculaciones y costumbres con la familia, y trabajando desde ahí con el entorno, se va aproximando la construcción de la identidad personal, comunitaria y nacional de cada individuo. DE esta manera la identidad se construye gradualmente.
Lo que se busca es partir de lo cercano a lo lejano, de lo inmediato a lo mediato, y de lo concreto a lo abstracto. Muchos profesores ya han asimilado esto, y a partir de la historia concreta de los niños es que se puede explicar en clases de historia hechos relevantes, por ejemplo.
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