Reflexiones por el Día de la Juventud: fortaleciendo el optimismo

09/23/2023

El 23 de septiembre se celebra el Día de la juventud, una etapa de sueños, retos e ilusión. Los jóvenes tienen todo un futuro por delante, pero también deben afrontarlo con una serie de problemas, incertidumbres y frustraciones que muchas veces, al no ser adecuadamente atendidas, terminan deteriorando la autoestima y la confianza en una etapa tan crucial de sus vidas.

El psicólogo Ángel Heredia, docente del Programa de Estudios de Psicología en la Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH) explica que, en América Latina, “el encontrar trabajo es una de las grandes problemáticas de los jóvenes. Cuando hablo con mis estudiantes al respecto, muchos me indican que les solicitan un rango de uno hasta tres años de experiencia. Pese a que aún se encuentran estudiando o que recién se inician en el mundo laboral; además de solicitar otros requisitos como el conocimiento de otro idioma y ofreciendo sueldos muy bajos. Como consecuencia de ello los jóvenes al final trabajan, pero de manera informal, sin derechos laborales y sin ánimos de menospreciar actividades como jaladores, limpieza, mozos, etc.”

Incluso estas actividades laborales son realizadas mayormente en condiciones no apropiadas, como, por ejemplo: insinuaciones con chantaje en especial de los jefes hacia las señoritas. Por lo tanto, se cimenta como primera problemática el encontrar un trabajo que realmente los ayude a desarrollarse.

“Otro punto que también considero como problemática de los jóvenes es el convertirse en padres o madres de familia muy pronto. Esto trunca cualquier aspiración a estudiar, así mismo, empuja también a trabajar en lo que sea y como mencionábamos líneas arriba, acceden a trabajos informales, con pocas posibilidades de desarrollo, creando más frustración en ellos, o tomando a la delincuencia como alternativa para la obtención de dinero”, destacó el docente de la UCH.

Problemas sociales que agobian a los jóvenes

El profesor Heredia también mencionó el caso de los denominados “ninis” (ni estudian, ni trabajan), quienes están en dicha condición a pesar de buscar oportunidades laborales formales y al no lograrlo, podrían acceder a trabajos informales peligrosos. A ello se suma que no tienen los recursos para estudiar, se ven obligados a una inactividad, “vemos que muchas de las mujeres que no trabajan ni estudian, en realidad, hacen labores domésticas, cocinan, limpian, atienden y cuidan a los miembros de la familia, etc. Todo esto enmarcado en una crisis política, económica y ambiental que va afectando su salud mental, ahora, ¿cómo ayudar?”, manifiesta el profesional en psicología.

“En mi experiencia con jóvenes y adolescentes también, he observado la “desesperanza aprendida” como consecuencia de la crisis, en donde las personas no logran encontrar una salida de su situación actual, generando una aceptación, digamos “insana”, de lo que le sucede. Digo aceptación insana, debido a que la persona asume su problemática, pero, sin ninguna esperanza y/o motivación de querer cambiar su estado actual. Tienen un fuerte pensamiento de que nada cambiará (creencias irracionales), y, por tanto, para qué hacer o intentar el cambio”, destaca Heredia.

Cómo fortalecer la autoestima

Para el psicólogo Ángel Heredia, el cambiar la mentalidad derrotista de estos jóvenes es lo crucial del proceso, mejorar su autoestima es de suma importancia para instalar motivación a pesar de las dificultades, dado que debe fortalecer la seguridad de que es capaz de realizar lo que se proponga, presentándole alternativas de desarrollo, fortaleciendo sus habilidades sociales, asertividad, proactividad, entre otras habilidades blandas.

Este trabajo es ideal desarrollarlo en conjunto con sus familiares, pero nosotros como profesionales en Psicología debemos sensibilizar a la sociedad, para que no sea indolente ante esta situación.

¿Cómo pueden las universidades motivar a la juventud para que motiven a su propia generación?, Heredia explica que “el empoderar a los jóvenes llevará a que los jóvenes asuman retos, y que no piense en las adversidades como una barrera en su desarrollo, sino, como una experiencia que le brindará herramientas para afrontar los problemas que siempre existen. También es importante sensibilizar a los jóvenes sobre el impacto que ellos tendrán con toda la generación que viene después de ellos y que seguirán sus pasos”.

Lo que hagan los jóvenes actualmente dejará una huella en las nuevas generaciones, su ejemplo es importante, pero le darán importancia a esta demanda si son sensibles a los problemas que sufren muchos jóvenes y niños, “una forma es crear espacios de visitas a hospitales, centros de adopción, colegios inclusivos, etc., para que vean que hay problemáticas en la población infantil y que ellos pueden abordar y solucionar muchos de estos problemas”, sostiene.

Soluciones ante la frutración

Es importante indicar, explica el docente de Psicología de la UCH, que la frustración es en realidad un condicionamiento social, en razón que nos induce a pensar que todo lo que hacemos tiene que salir bien o perfecto, pero la realidad indica que esto no es así, “y en caso “fracasaras” en algo, te lo hacen saber y hasta de manera exagerada, creando un miedo hacia la frustración. En la vida, mayormente cuando hacemos algo nuevo, no siempre va a salir perfecto, la experiencia, ya sea frustrante o no, nos ayuda en nuestro aprendizaje y así podemos mejorar esa actividad que pudo ser frustrante al principio, pero ya con la experiencia, lo hacemos mejor. Por lo tanto, es importante que se entienda, lo ideal sería desde niños, que la frustración es parte de la vida que nos ayuda en nuestro desarrollo como personas”.

“De manera personal, considero, que las universidades pueden ser los espacios donde los jóvenes sean más conscientes de las diferentes problemáticas, pero, lo ideal sería involucrándose de cerca, mediante programas de voluntariado que les permita interactuar con otros jóvenes que tienen mayores dificultades, entonces en esa interacción, tenemos al joven universitario que conoce la problemática de sus coetáneos y eso lo va a inspirar a desarrollarse para lograr cambios. Por su parte, el joven que interactúa con otros que se encuentran en la universidad podría sentirse inspirado para desarrollarse y avanzar más en su vida, y de esta manera perder su desesperanza aprendida”, sostiene el psicólogo Ángel Heredia.

El docente de la UCH explica que es fundamental el trabajar con las familias en los colegios para que la crianza de los hijos sea lo más óptima posible, para que desde niños vean que se pueden desarrollar y que, a pesar de las adversidades del entorno, pueden lograr objetivos importantes que los motiven a ir por más.

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