Mónica Delgado: “las películas no son solo para el entretenimiento”
La Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH) promueve de manera permanente el arte y la cultura, es por ello que, desde hace varios años, realiza diversas actividades, entre las cuales se encuentra el Cine Club, de ingreso libre para toda la comunidad en general. Mónica Delgado es la directora de este espacio, donde se proyectan ciclos de películas de acuerdo a una temática, y se complementan con un conversatorio, analizando el mensaje, la trama, la puesta en escena, así como otros detalles que quizá pasen inadvertidas por el espectador, agregándole valor a la experiencia de disfrutar de este arte.
“Por sí solo, el cine no influye a nadie, es decir, toda experiencia cultural o artística necesita de un contexto, que sea apreciada desde los intereses de cada espectador. Es probable que una niña sienta curiosidad o fascinación por un personaje de Disney como Frozen, porque ha compartido la misma expectativa con otras amigas de su edad o con miembros de su familia. Un adolescente podría estar interesado en algún film de acción o en una comedia romántica, porque le gustó el tráiler o porque vio un meme que hablaba del film en redes”, indica Delgado.
El cine propone modelos, tanto del mundo como de las personas. “No creo que haya más deportistas luego de ver Rocky, o haya más gente interesada en ser astronauta tras ver Gravedad, o que haya más crímenes tras el estreno de El silencio de los inocentes o Seven, pecados capitales. Más bien el cine, como cualquier artefacto audiovisual, patenta algunos estereotipos: el guapo exitoso, la fea carismática, la madre abnegada, la chica fácil o la mujer fatal, y a veces nos quedamos con esa primera capa y no desmenuzamos lo que vemos”.
La influencia del cine en los espectadores jóvenes
Al inventarse el cine, las personas que acudían al teatro como divertimento o disfrute de élite, lo veían muy peligroso, al tratarse de un espectáculo más barato y más accesible que ponía en riesgo la moralidad y las buenas costumbres acercando mundos nuevos y distintos. “El cine no cumple un rol educador o aleccionador. No es su finalidad. Pero lo que sí es más palpable, es que el cine fortalece prejuicios, paradigmas sociales, estereotipos raciales, o machismos, por mencionar algunos puntos. No es que el cine sea influyente en sí, por sí solo, sino que es solo reflejo de nuestras propias complejidades”, reflexionó Delgado.
“Si vivimos en una sociedad machista, clasista y represora, lo que el cine hará es congraciar con esos preceptos dominantes. Si se cree que el cine influye de modo negativo, sería un poco plano o básico asignarle una responsabilidad, cuando hoy en día las sociedades se mueven a ritmos muy dinámicos, donde la información llega de todos lados”, agregó la directora del Cine Club UCH.
Sobre si el cine ha legitimado conductas y percepciones de la realidad discrepantes con la mayoría en la población, Mónica Delgado nos explica, que “quienes legitiman las conductas y percepciones son los mismos espectadores. Por ejemplo, si hoy en día hay más películas que tienen protagonistas mujeres, con superheroínas o villanas cool, es porque no solo se está pensando en un espectador masculino, sino también en millones de niñas y mujeres que están a la caza de personajes e historias con las cuales identificarse, acorde a los tiempos de estos nuevos feminismos. Antes se tenía la impresión de que todo estaba construido para un espectador hombre. Otro cambio es que hay una apertura a la diversidad étnica o sexual, pero aún hay mucho por hacer”.
La capacidad sugestiva del cine y su influencia con la realidad
Mónica Delgado afirma que hace tiempo se dejó de interpretar al producto audiovisual bajo las teorías tipo “la aguja hipodérmica”, la cual daba por cierto y verídico la información o contenido que se difundía; es decir, que lo que un medio de comunicación diga (por ejemplo, que se desató una guerra) es cierto y de ninguna manera requiere ser verificado, “tampoco es que exista un estímulo o respuesta inmediata cuando vemos una película. Yo veo El exorcista, por ejemplo, sola en mi casa de madrugada y probablemente una vez que acaba la película me desvelaré, pero eso no significa que vaya a aparecer un demonio al lado de mi cama. Quiero decir que el impacto de un film no es directo, sino que nos propone, una ruta para encontrar nuevos modos de ver, y eso se logra con práctica, alimentando nuestros ojos con films variados”.
“En el Perú tenemos un ejemplo claro con Asu Mare o la película de La Foquita, el diez de la calle, ya que son films aspiracionales, que buscan contagiar un espíritu positivo a través de un mensaje: si luchas siendo pobre, pero eres carismático, todos tus sueños se cumplirán. Pero esto no es más que una “pastilla para el alma”, que se va desvaneciendo conforme llega el fin de mes y sabes que tu sueldo no alcanza y que ganar millones de la noche a la mañana a punta de esfuerzo, no es fácil”, enfatiza Delgado.
Es probable que el espectador asimile lo visto en una película como una experiencia vivida, esto porque la capacidad del cine es lograr que todo sea verosímil, que todo se perciba como real, “pero esto lo menciono en el sentido de que cuando vemos un film de la saga de La Guerra de las Galaxias con Darth Vader, un personaje de ficción que vive en una galaxia lejana, sabemos que su actitud de padre malvado nos podría evocar a alguna vivencia. Lo mismo pasa si leemos una novela, escuchamos una canción o vamos al teatro. Una buena película, quizás la que más nos guste, siempre estará asociada a alguna vivencia, recuerdo, o vinculada a un ser querido”.
Con este tipo de influencia, es obvio considerar que este arte también es utilizado para hacer propaganda, “basta con recordar el papel que cumplió el cine en la Segunda Guerra Mundial, en el uso que le dio Joseph Paul Goebbles, ministro de propaganda del Reich y Adolfo Hitler. El cine también se hace con fines publicitarios o puramente mercantiles. No podemos ver al cine solo como una expresión de arte o puro entretenimiento”.
Más allá del cine comercial
Para Mónica Delgado, actualmente no hay excusas para no ver cine fuera de cartelera. “Está Netflix, u otras plataformas online de pago accesibles, así como las tiendas especializadas en venta de películas (en formatos DVD, o Blu Ray). Incluso en Youtube, uno puede encontrar gratis miles de películas en buena calidad. Ya no es necesario ir a una sala, puedes ver cine en tu casa, en tu celular, en tu televisor o computadora. Lo puedes ver solo o con amigos, viendo media hora hoy y mañana otra media hora más”.
“Cambian los modos de acceder al cine, pero también los modos de disfrutarlo. El problema, creo yo, es que no se enseña a valorar el arte audiovisual desde las escuelas, y eso no permite que haya público interesado en disfrutar de un cine distinto a lo que muestra Hollywood”, declaró.
La importancia de un Cine Club en la universidad
Mónica Delgado nos indica que "las películas no solo son para el entretenimiento", sino que permiten establecer diálogos sobre temas de actualidad, sobre las mismas tendencias del cine, y además, conocer a otros cineastas, culturas y países. “Un cine club permite un intercambio con los espectadores, saber sus gustos, sus intereses y preocupaciones, y a la vez permite a la universidad, ofrecer a la comunidad y a la ciudad, un espacio alternativo para el visionado crítico de películas. Un espectador crítico encontrará las películas más disfrutables y atractivas”.
La directora del Cine Club UCH recomienda que para empezar a disfrutar películas fuera del formato comercial se debe identificar intereses y afinidades, luego elegir aquellas películas que podrían ayudar a clarificar o acompañar mejor lo que nos apasiona. “Las películas están allí, en internet, o en el mercado de la esquina. No existen las películas malas, con cualquier película podemos iniciar alguna conversación o encontrar algún tema o elemento que nos ayude a ampliar nuestro sentido crítico”, finalizó Mónica Delgado.
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